Nunca es tarde y el frío aprieta

No llevo mucho tiempo haciéndolo, no llegará a las dos semanas. Una cosa que no iba conmigo, o al menos, eso creía.

Pero la vida nos sorprende y un día te encuentras haciendo algo que no hubieras imaginado.

Casi dos semanas y parece que lo estuviera haciendo de siempre.

Tengo una nueva afición

Todo empezó por curiosidad, por comprobar si sería capaz de hacer algo de lo que siempre había huido y eran otras personas las que lo hacían por mí.

Hace dos semanas que empecé a hacer molde. Gracias a mi cuñada M.B. que me prestó su moldes y me dio unas nociones básicas.

Sí, como lo estáis leyendo, molde con sus puntos del derecho, de momento, los del revés ya vendrán en una fase más avanzada. De momento he empezado por lo fácil, para poder cubrir mi cuello del frío.

lana

Creo que además de por curiosidad fue también debido a un día de esos de ‘echar mucho de menos’ a alguien. A esa persona que abrigaba mis inviernos con bufandas interminables, de colores llamativos, de lanas agradables, fue como si ella, desde tan lejos, me dijera: ‘ya va siendo hora, nena, de que aprendas a hacerte tus bufandas’.

Las suyas me encantaban, y de hecho me encantan. Ella se ponía con sus moldes, sentada en un sillón y podía mantener una conversación conmigo sin que se le escapara ni un punto, así era también en la vida real, no se le escapaba nada.

Sí, empecé a hacer molde, ojalá pudieras ver el resultado de mis trabajos, ojalá pudieras darme tus consejos.

En mi casa guardo muchas de las bufandas que me hizo, que empezaba una tarde y a los pocos días me llamaba para que fuera a recoger, mi abuela Carmen siempre lo hacía todo bien, no se le escapaba ni un punto, de verdad!!!gomitoli lana

Ahora cuando encuentro el momento de sentarme en el sofá a hilar puntos, concentrada en que no se líen las lanas, me acuerdo de todas las veces que me dije, que va!!!! yo no tengo paciencia para eso. 

Y me sorprendo, aunque mi hermano J.G. piense que esa labor ‘sea de viejas’, y ahí estoy yo, dándole a los moldes, punto a punto, con esmero para que todo coincida, que no se escape ninguno, que queden parejos, que, en definitiva, ella me hubiera podido dar su visto bueno.

A mi súper abuela Carmen.

Share

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *