Quería que la ocasión fuera especial.
La verdad que leí y leí las instrucciones para que nadie resultara herido en esta primera vez. Las leí del derecho y del revés.
Busqué información en foros de Internet, opiniones de otras personas que se hubieran enfrentado ya a la ‘primera vez’, y que sobre todo, y muy importante, hubieran resultado ilesas.
Pienso que no siempre las primeras veces tienen que resultar dolorosas, pero el miedo a lo desconocido, a lo nuevo, a los descubrimientos, hace que una parte de nuestro cuerpo se paralice, que no nos llegue el riego al cerebro, que no podamos ni pensar.
Yo hacía tiempo que quería enfrentarme a esta situación, más que nada porque una va teniendo una edad, ya no es una niña y siempre hay que estar preparada para todo.
Los tiempos cambian, las costumbres, y nosotras, nosotros, todos y todas tenemos que avanzar con ellos.
Tenemos que estar a la última.
Por eso busqué y busqué en foros, de aquí y de allá, poder encontrar los mejores consejos para que esta primera vez fuera inolvidable y lo más importante, que el resultado fuera de lo más satisfactorio. Sobre todo al gusto.
Qué mejor manera que hacerlo un lunes y en mi cocina.
Para así encarar la semana con más energía, más ganas, con el autoestima por las nubes, después de conseguir superar con nota esta primera vez.
Y bien,…después de algunos nervios, titubeos, temblores, y sobre todo sudores todo salió a la perfección y los dos quedamos más que satisfechos.
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Mi primera receta de cocina en la olla súper rápida fue todo un éxito. 😉