Con la maleta a cuestas

La maleta. Prepararla el jueves. A veces el miércoles. Otras veces no deshacerla. Volver a hacerla los domingos, o incluso los lunes por la mañana. Cuatros años, a los que luego se sumaron algunos más. Incluso hasta el día de hoy.

Recuerdos las primeras veces. En la maleta me faltaba espacio para meter todos los sueños que una chica, por aquel entonces, de 18 años tenía. La ropa, algún libro, la agenda y alguna foto. También la bolsa con la comida, los tuppers con los guisos de mi madre, que me hacían sentirme maś cerca, a pesar de estar a 70 kilómetros de distancia.

La maleta, mi compañera de viaje, ya fuera en tren, autobús o con algún amigo o familiar que tenía en Murcia su trabajo y pasaba allí toda la semana, por lo que aprovechaba que volvía a la capital murciana para sumarme al viaje, y ya de paso, ahorrarme el dinero del desplazamiento. 😉 Que no estaba muy boyante!!

El domingo después de comer ya era momento de volver a hacer la maleta, de emprender un nuevo viaje, de organizar una nueva semana. Y en la estación la despedida: ‘Sí, estaré bien, de verdad, me gusta la Universidad, me gusta lo que hago, cuando llegue te llamo’. 

Y allí en la estación se quedaba mi madre y yo sentía cierta liberación, debo reconocer, ya me sentía mayor, una mujer ‘echa y derecha’ que volaba fuera del nido, que emprendía camino, carrera, que empezaba a labrarse un futuro.

Durante el trayecto a Murcia hacía repaso en la mente de todo lo que había metido en la maleta, eso cuando podía, porque a veces en el tren o en el bus coincidía con amigos con los que conversaba hasta llegar al destino, por lo que el viaje se hacía más ameno.

Próxima estación: Murcia el Carmen y por delante cinco días apasionantes, de subir a la universidad, de comprar apuntes, de escuchar a profesores, muchos de ellos periodistas que empezaron a transmitirme su pasión por esta profesión.

También las tardes interminables de cafés en Gospel, de conocer a compañeros de clase, de aquí y de allá, que luego se convertirían en compañeros de viaje. Tardes de paseos por Murcia, por la gran ciudad, que para mí era entonces la gran desconocida.maleta

Hoy, casi 15 años después de ese primer viaje, de preparar esa maleta, esta imagen, que he captado con mi móvil en la Plaza Circular de Murcia, me ha traído todos estos recuerdos a la cabeza. Y me he visto a mí misma cargada con mi maleta llena de sueños.

PD: Dedicado a todos aquellos que van de aquí para allá, cargados con la maleta, buscando su lugar, buscando su sitio, pero que saben que donde estén los sueños y los recuerdos, estará su hogar.

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