Mi historia con el Messenger

La semana pasada leí que el Messenger de Microsoft cerraba tras 15 años de servicio. Algo que creo que hemos escuchado en infinidad de ocasiones, recuerdo esos email en cadena que te llegaban para que lo reenviaras a tus contactos para que no cerraran tu cuenta y pudieras seguir utilizándolo.

La verdad que me da pena que pronto este servicio deje de funcionar, aunque hacía mucho tiempo que no lo usaba, pero os diré lo que supuso Messenger en mi vida y en concreto en mi historia de amor.

Recuerdo esas noches de invierno (ataviadas con batas y bufandas para aguantar el frío), cuando en mi piso de estudiantes con mi compañera I. nos poníamos en la ventana con los portátiles para conectarnos a la red del vecino y poder pillar Internet.

Hoy desde aquí le doy las gracias a los miles de vecinos que nos cedieron amablemente sus redes para que nosotras pudiéramos conectarnos.

Y el messenger marcó esta etapa, marcó ese principio, mi principio, una historia, primero de amistad, cada vez más intensa, y luego dio paso a una historia de amor.

Aún recuerdo el sonido que emitía el messenger cuando alguno de tus contactos se conectaba y la ventanita que aparecía para hacértelo saber.

Debo confesar que no te hacía la misma ilusión que se conectara una persona que otra, y también recuerdo las veces que ibas corriendo a ocultar que estabas conectado cuando alguien que no era de tu agrado aparecía en el messenger.

A lo que íbamos, recuerdo esas noches de conversación que se hacían eternas en las que al otro lado de la pantalla estaba el que hoy es mi media naranja, con él compartía estas noches, emoticonos, vivencias, cómo había ido el día,….

Conversaciones que debo confesar guardaba en documentos word, para poder releer todo y comprobar que aquello que estaba viviendo era real.

Ambos estábamos plantando la semilla de lo que después recogimos gracias al messenger.

Hoy ambos leémos noticias de la desaparición de este chat, ya parece que la definitiva. Nosotros después hemos utilizado otros sistemas de comunicación, la mayoría de las veces el cara a cara, que es el que más nos gusta, pero el otro día J.A. me dijo señalandome la pantalla del ordenador: ‘mira Ana, cierra messenger, ¿te acuerdas de nuestras conversaciones?’.

Hasta siempre messenguer, siempre en nuestros corazones, al menos en los dos nuestros.

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