Noche en el museo

IMG_20140724_221221«Sentíos como unos privilegiados», nos dijo la guía del museo nada más entrar. 18 personas visitando un museo a la luz de la luna. Suena bien, no me lo podréis negar. Por primera vez este verano se había decidido hacer visitas nocturnas a algunos museos de la ciudad, que hasta entonces, sólo se hacían la Noche de los Museos en mayo. En la última edición más de 1.500 personas pasaron por aquí. 

El Museo de Las Claras de Murcia está junto al Convento de Las Claras, en el que aún viven monjas y que comparten jardín con el museo. La entrada está en la avenida Alfonso X el Sabio y, como os decía, forma parte del Monasterio de Santa Clara La Real.

Este tipo de visitas de este verano duran sólo 30 minutos, es como un aperitivo, un ‘abrir boca’, por lo que hay que estar con todos los sentidos puestos para poder disfrutarla al máximo, y uno de los sentidos que más disfruta es el olfato.

30 minutos en los que conocimos miles de años de historia.

Disfrutar del silencio del jardín con el olor a azahar, y a cada una de las plantas que lo decoran., ese fue uno de los regalos de esta noche en el museo. Hay árboles y plantas que corresponden a cada una de las estaciones del año y que se distribuyen en arriates hasta donde, en aquel tiempo de califas, llegaba el agua de la alberca para su riego. Palmeras, ciruelos, granados, olivos, cuya existencia conocieron gracias al estudio de las semillas que encontraron en las excavaciones.

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Maqueta del jardín

En el centro del patio una gran alberca longitudinal, como la que se ve en la maqueta, y que nos contaron es la primera documentada de este tipo, hasta este momento, año 2000, creían que las primeras eran las de los jardines de La Alhambra (Granada).

Y no sé por qué razón sentí una agradable sensación de frescor por el agua de la alberca en la que se reflejaban las luces del museo, no las del convento que por la hora ya estaban apagadas.

Frescor por el agua pero también por la vegetación, meticulosamente cuidada. Y pensé esto, mas o menos, debía ser ese ambiente, casi sugestivo, que se respiraba en los palacios islámicos. Y el silencio, creer que no estás en la ciudad estando en el mismo centro. Ese silencio que se vive en un convento de clausura y que de noche se siente con más intensidad.

De nuevo en el interior del museo nos contaron que en este mismo sitio habían descubierto la construcción de dos palacios, uno del siglo XIII, al que pertenecía el jardín, y otro del siglo XII, conocido como el Palacio del ‘Rey Lobo’.

En la foto de abajo se puede ver el patio del s.XII con los restos de andenes y plataformas de ladrillo que delimitaban jardines y canales. Además en la sala se exponen yesos que fueron encontrados en este patio.

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Patio de crucero siglo XII

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Sala de Tudmir

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Pórtico del Palacio Islámico del siglo XIII

Y aprovechando la iniciativa de ‘Sácale partido al verano’, mañana tenemos prevista otra visita nocturna a otro museo de Murcia, al de Bellas Artes para visitar ‘El Paño perdido de Enrique VIII. Un tapiz de la casa Tudor’.

Ya os contaré qué tal!

¿Quién dijo que el verano en la ciudad no podía ser divertido? 😉

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